Un tercio de hombres de entre 26 y 45 años sufre eyaculación precoz

    • Uno de cada cinco pacientes que practica ejercicios basados en el método de estimulación nota mejoría
    • Los principales obstáculos para el correcto funcionamiento del tratamiento son el aburrimiento y las resistencias y frustración de la pareja

Madrid, 5 de junio de 2017. Un tercio de los hombres de entre 26 y 45 años sufre eyaculación precoz (EP), según datos recogidos por Boston Medical Group España entre más de 2.300 pacientes que acudieron a consulta entre 2011 y 2017. La EP es la disfunción sexual masculina más común pero sólo uno de cada cuatro hombres que la sufre acude al especialista. Los expertos en salud sexual masculina advierten de que si no se trata puede conducir a una disfunción eréctil reactiva, la segunda más habitual, o a la pérdida de orgasmo. Para combatirla, además de los tratamientos farmacológicos, recomiendan la práctica de unos ejercicios basados en el método de estimulación que ayudan a mejorar las relaciones sexuales.

La EP es la eyaculación sin control y prematura. “Se produce ante una mínima estimulación sexual y hace imposible seguir manteniendo la relación sexual para satisfacerse a uno mismo y a la pareja”, explica el doctor José Benítez, director médico de Boston Medical Group en España. Hay dos tipos de EP: una de ellas es la primaria que es aquella que ha estado presente desde siempre. La otra es la secundaria y aparece relacionada con la disfunción eréctil, por lo que la solución pasa por tratar los problemas de erección.

La EP afecta en mayor medida a hombres más jóvenes, aunque los datos de BMG demuestran que también puede suceder en pacientes más mayores. De hecho, uno de cada cinco tiene entre 46 y 55. Las causas de la misma explican esta prevalencia en la edad y se engloban en tres categorías: psicológica, orgánica y de aprendizaje. “Por un lado acontecen factores psicológicos, como tensión o nerviosismo relacionados con fallos anteriores o por un nuevo encuentro sexual, que hacen que el hombre eyacule antes de lo que quisiera”, indica el doctor Benítez. La causa orgánica viene definida por la llamada hipersensibilidad, aparece cuando tienen un glande hipersensible, que hace que sientan más de lo normal y eyaculen al mínimo contacto. Por último, puede existir una falta de aprendizaje del control eyaculatorio. “Esto se debe a que el hombre ha eyaculado desde siempre sin apenas recibir estimulación sexual, por lo que acaba adquiriendo un hábito difícil de abandonar”, afirma. Este experto advierte de que es importante tratar estos tres aspectos para solucionar el problema.

El principal obstáculo a la hora de diagnosticar la EP es la vergüenza y el reconocimiento de los síntomas. Los signos que pueden hacer sospechar su existencia son: que la eyaculación se produzca sin control antes de lo que uno mismo o la pareja quisiera; que se produzca antes o justo después de la penetración; si siempre se ha eyaculado con esta sintomatología o cuando es un cambio repentino. “El problema no es tanto la rapidez, sino la falta de control sobre el momento en el que se produce la eyaculación”, subraya el doctor Benítez. Además, puede causar problemas de autoestima y sociabilidad, así como a la esfera familiar.

Tratamiento farmacológico y físico

El 80% de los pacientes con EP analizados por BMG han incluido ejercicios de estimulación y de Kegel, como complemento al tratamiento farmacológico, y uno de cada cinco ha notado mejoría con ellos. Gracias a ellos, uno de cada cinco pacientes ha notado mejoría. “El principal objetivo de la estimulación es que el paciente conozca y entienda su curva de excitación”, describe el doctor Benítez. Los mismos consisten en contener la eyaculación durante la masturbación y en la penetración y en ambos casos se requiere la participación de la pareja. “Es importante que el hombre sienta el apoyo de su pareja a la hora de afrontar el tratamiento, aunque está demostrado que en estos casos los principales obstáculos que suelen aparecer son el aburrimiento y la resistencia y frustración de la pareja”, comenta.

Por su parte, los ejercicios de Kegel buscan recuperar las funciones de contracción y relajación de los músculos pubocoxígeos, responsables de eyacular. En una primera fase se realizarán ejercicios para contraer la musculatura, para identificar la zona, y después para fortalecer.

Los expertos señalan que ambas terapias físicas deben siempre acompañar al tratamiento farmacológico. Uno de cada cuatro pacientes ha usado los mismos tres veces por semana y, gracias a ello, el 38% valora como positivos la satisfacción y la confianza adquiridos.

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